Desde hace más o menos tres meses, el escenario de la prensa alternativa de Brasil se ha cambiado con el surgimiento de una revista mensual, de amplia circulación, con financiación exclusiva de los trabajadores. La Revista do Brasil, que en su primer número trajo en la portada un reportaje sobre el presidente Luis Inácio Lula da Silva, nació con 360 mil ejemplares y el compromiso de tornarse semanal. Compromiso que quizá no se va a cumplir porque la censura, con el respaldo de la Justicia Electoral, resurgió en el Brasil democrático.

Una decisión del ministro Carlos Alberto Menezes, del Tribunal Superior Electoral, a partir de la representación presentada por la coligación Por Un Brasil Decente (PSDB/PFL), ha prohibido la distribución del primer número de la revista, con riesgo de multa. Los sindicatos ya anunciaran que van a la Justicia. Anunciaran que van a juntarse para no dejar que la Constitución Brasileña sea rasgada.

El Intervozes Coletivo Brasil (site en portugais) de Comunicação Social es solidario con tal lucha y llaman a todos que actuan a favor de la democratización de los medios de comunicación a levantarse en contra esa arbitrariedad.

En la decisión, el juez dijo que la lectura de la revista muestra que “hay una clara intención de beneficiar uno de los candidatos de la Republica y de perjudicar otro, configurando en tal sentido propaganda electoral negativa”, acrecentando que el primer numero seria “una propaganda electoral en periodo prohibido” y todavía que “los sindicatos no pueden sustituir los partidos políticos en el tema de la propaganda electoral”.

Tal decisión de la autoridad máxima electoral, al atender los deseos de los partidos alrededor de la candidatura de Geraldo Alckmin, en la practica no permite que un periódico sea distribuido, que divulgue sus ideas, con base en el argumento de que el hace “propaganda” para un candidato.

La Constitución de 1988 consagra la libertad de expresión. En su articulo 220, dice que “la manifestación del pensamiento, la creación, la expresión y la información, en todas sus formas, procesos o vehículos, no sufrirán restricciones, como observado en esa Constitución”. También, dice, en párrafo del mismo artículo, que “es prohibida toda y cualquier censura de naturaleza política, ideológica y artística”. Y, por fin, que “la publicación de vehículo impreso de comunicación independe de licencia de autoridad”.

La decisión del TSE afronta totalmente lo que hemos dicho en el párrafo anterior. Afronta, también, el derecho de los trabajadores de construyeren, democráticamente, un canal de circulación para una visión alternativa de los procesos políticos del País.

La persecución a las iniciativas de comunicación de la clase trabajadora no es nueva. Surgió justamente con esas publicaciones, que, desde el final del siglo 19, por el simples hecho de existieren, contribuyen para la consolidación de una sociedad más democrática al incentivaren la controversia, sin la cuál el régimen se torna estéril. Nos parece raro, sin embargo, el atrevimiento de una acción de tal naturaleza en pleno siglo 21.

Diariamente decenas de medios de la prensa escrita plantean sus opiniones, entre ellas las políticas y electorales. Eso no es razón para que sean quitados de circulación. La libertad de expresión es un derecho que debe ser garantizado a todos los ciudadanos, y la pluralidad de vehículos favorece la institución de una sociedad más democrática.

Sin embargo, la distinción con el tratamiento a tal vehículo en cuestión refleja no sólo un ataque a la libertad de expresión, pero arbitrariedad, ausencia de criterios y discriminación. Tal decisión camina en el sentido contrario a la pluralidad y a la democracia.

Lo que dicen los grandes medios de comunicación si tal arbitrariedad les tocase a ellos? En dónde está la Rede en Defensa de la Libertad de Prensa, construida con la participación de la UNESCO, para se pronunciar contra tal arbitrariedad? En donde están los periodistas, defensores de la democracia, que vivieran los terribles años de la dictadura en Brasil y tuvieron sus textos rasgados por la tijera de la censura?

La Revista do Brasil es un vehículo de información, que en su segunda edición informa, con propiedad y calidad, sobre los desempleos que ocurren actualmente en la industria de coches paulista. Que además de reportar hechos de la política federal, también discute sobre educación, salud, vivienda y cultura. Plantea temas de claro interés público. Tenemos que exigir, por lo tanto, que ella sea tratada de tal manera, y que sean a ella dados los mismos criterios que son aplicados a los demás periódicos brasileños.